TIJUANA, Baja California (GH)
Con una actuación magistral del actor Mario Iván Martínez, un público de pie, un aplauso que parecía no tener fin, así fue el cierre de La Jaula de las Locas, la puesta musical que divierte, pero poner a reflexionar.
Trasvestis, manerismos finos, lentejuelas, música en vivo, baile y diálogos sumamente divertidos fueron la mezcla de la obra del dramaturgo francés Jean Poiret.
Lejos de estar obsoleto se guión, el tema sobre la tolerancia y respeto a las preferencias sexuales, fue centro de atención la vida de George (Roberto Blandón) y Zazá (Martínez), quienes tienen a su cargo, uno de los centros de espectáculos más concurridos de la Costa Azul.
"La Cage aux Folles" tienen como estelar a Zazá, madre adoptiva del hijo que se pareja tuvo en un desliz con una inglesa y de quien nunca se hizo cargo, el cual está a punto de casarse.
El problema no es la boda, ni la novia, el inconveniente es que el padre de la futura nuera es el hombre más conservador de Costa Azul y pretende clausurar centros nocturnos como el de Zazá, es ahí donde empiezan los enredos.
Con bailes entre tap, el cancán que dejo ver la gran preparación física y energía de sus ejecutantes, así como canciones interpretadas totalmente en vivo, el público no paró de reír y de admirar.
El respaldo escenográfico y las actuaciones también de Aída Pierce y Moisés Suárez, aderezaron la noche, así como la "mucama" o "el mayordomo" el intrépido sirviente metiche, donde la risa siempre fue el principal ingrediente.
Mario Iván Martínez tuvo alrededor de diez cambios de vestuario, pelucas, dominó los tacones, caminó con corsé, lució pestaña y pómulos definidos, pero sobre todo habló del amor entre los seres humanos y la importancia de la igualdad de género.

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